Querida comunidad parroquial,
Al comenzar este nuevo curso 2025-2026, quiero dirigirme a ustedes con un corazón lleno de esperanza y gratitud. Son muchas las bendiciones que el Señor nos regala. “El Señor ha estado grande y estamos alegres”. Es un momento propicio para renovar nuestro compromiso con la vida pastoral de nuestra parroquia, explorando juntos las dimensiones que sostienen nuestra vida comunitaria y que nos brindan la oportunidad de crecer en la fe y en el amor fraterno.
Dimensión Litúrgica.
La liturgia es el corazón de nuestra vida comunitaria. En nuestras celebraciones, especialmente en la Eucaristía, experimentamos la presencia de Cristo entre nosotros. En Isaías 56, 7 se nos recuerda: «Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones.» Os propongo que en primer lugar estudiéis y recéis sobre esta dimensión, tanto de manera personal como en vuestros grupos. Buscad un par de objetivos claros y evaluables en relación a la liturgia durante este año. Algunos ejemplos podrían ser:
•Participar en la Adoración del Santísimo los jueves o los domingos. Participar en los retiros de los tiempos fuertes. Acercarme a visitar el sagrario. Confesarme con frecuencia.
• Colaborar activamente en las celebraciones: cantando, leyendo o sirviendo de alguna otra manera.
En la Sacrosanctum Concilium, decreto sobre la liturgia del Concilio Vaticano II se afirma que «la liturgia es la cumbre a la cual tiende la acción de la Iglesia y la fuente de donde emana toda su fuerza». Esto resalta la centralidad de la liturgia en nuestra vida como comunidad de fe.
Dimensión Catequética (Kerigma)
La formación en la fe es fundamental para todos nosotros. El Señor nos manda: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura» (Marcos 16, 15). También os animo a que busquéis un par de objetivos personales y grupales, como:
• Participar en la formación mensual, a modo de formación continua y actualización.
• Asistir a las formaciones que se ofrecen en las Hermandades de la parroquia y la Diócesis. Buscad un medio de formación que enriquezca vuestro conocimiento y compromiso.
En la Catechesi Tradendae, el Papa Juan Pablo II dice que «la catequesis… tiene la misión de educar en la fe y de hacerla crecer» (n. 1). Esto indica la importancia de la
formación continua como parte de nuestra vida cristiana.
Dimensión Caritativa (Diaconía)
La llamada al servicio es esencial en nuestra vida cristiana. «Porque tuve hambre y me diste de comer; tuve sed y me diste de beber» (Mateo 25, 35). Reflexionad sobre esta dimensión y estableced objetivos claros y medibles, tales como:
• Preguntarse: ¿A quién sirvo? ¿Dónde presto un servicio?
• Considerar cómo colaborar en las necesidades materiales de otros, ya sea a través
de Caritas, AFAR o el Ropero del Socorro, recordando que estos esfuerzos son en
nuestro nombre. ¿Lo siento como propio?
En el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, se afirma que «la caridad es la forma más elevada de la justicia» (n. 19). Esto nos recuerda que el servicio a los demás es una expresión fundamental de nuestra fe.
Dimensión Misionera (Martiria y Koinonía)
Finalmente, no podemos olvidar nuestra llamada a ser misioneros. En Hechos 2, 42 leemos: «Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.»
Durante este año, os animo a testimoniar que nuestra parroquia es una comunidad viva y unida. Algunos objetivos pueden incluir:
• Participar en los encuentros comunitarios, ágapes, excursiones y peregrinaciones. Sentir la parroquia como nuestra propia casa. Debemos cuidar y restaurar el edificio, símbolo de nuestra restauración personal y comunitaria. ¿Estoy suscrito a las cuotas
parroquiales?
• Animar a otros a unirse a nuestra Parroquia, compartiendo nuestra fe y experiencias.
El Papa Pablo VI en Evangelii Nuntiandi nos recuerda que «la evangelización es la misión de la Iglesia" y subraya que «el testimonio de vida» es una parte esencial de nuestra misión (n. 21). Esto resalta la importancia de ser testigos de nuestra fe en nuestras comunidades.
Queridos hermanos y hermanas, al inicio de este curso, comprometámonos a trabajarjuntos en estos objetivos. La evaluación de nuestros esfuerzos debe ser sencilla; al final del año, pregúntate: “¿Lo he cumplido? ¿Sí o no?” Recordemos que estos no deben ser propósitos utópicos, sino metas alcanzables que nos permitan crecer espiritualmente y fortalecer nuestra comunidad.
Estoy emocionado por lo que el Señor tiene preparado para nosotros. Juntos, en koinonía, podemos construir una comunidad vibrante que vive la fe con alegría y
compromiso.
A todos les aseguro mi oración cotidiana, a los pies de la Virgen del Águila por todos y especialmente los hogares y familias que pasan dificultades, os ofrezco mi humilde servicio en cuanto necesitéis y disponibilidad.
Reciban un abrazo fraterno y la bendición de Dios que nos ama.
Apóstol Santiago, Ruega por nosotros
Beato Agustín Alcalá y Henke, ruega por nosotros.
Pedro Sola, vuestro Párroco.